6 de julio de 2010

Demasiado dramatismo insensibiliza


Ayer vi uno de esos programas cuyo objetivo es enseñar “la realidad” a sus muchos espectadores. Me refiero a “Operación momotombo”, un programa de antena 3 parecido al ya censurado “Generación Ni-Ni” de la sexta. Jóvenes de mi generación que Ni estudian, Ni trabajan, Ni tienen pensado hacerlo; cuya reeducación sirve para forrar a unos, preocupar a otros e indignarme a mí.
Veréis, si buscamos en el Diccionario de la Real Academia Española encontramos la siguiente definición de generación: “Conjunto de personas que por haber nacido en fechas próximas y recibido educación e influjos culturales y sociales semejantes, se comportan de  manera afín o comparable en algunos sentidos”. Es decir, el nombre no es el correcto ya que con esto se refieren a TODOS los jóvenes, y el aproximadamente 20% de la generación, no es su totalidad. Éstos son jóvenes desmotivados que han conseguido jubilar el mítico “¿estudias o trabjas?” y cuya única ilusión en la vida es que no llueva para tomarse un litro de cerveza en el parque de su barrio. Jóvenes mecidos en la comodidad de encontrar la mesa puesta y la ropa con olor a suavizante. ¿Cuál es el error? Sin duda alguna sus padres. Si yo estoy estudiando es porque en mi casa me han inculcado lo interesante que es aprender y lo importante que es llegar a tener un trabajo con el que me sienta realizada. Son parásitos de la sociedad que por determinadas circunstancias no han podido recibir una educación adecuada, y ahora se resumen en “Me llaman pasota pero me la suda”. Estoy de acuerdo con que es una realidad que está ahí, pero me pregunto si es tan común como para generalizar tanto, incluso yendo más allá, si lo que hace este tipo de programas es normalizarla.
Estamos acostumbrados a que emitan series en televisión como “Física o Química” donde los alumnos de un instituto han mantenido relaciones sexuales literalmente con la mitad de sus compañeros de clase (¡incluso con profesores!), o tienen problemas graves con las drogas. En mi opinión son problemas que se dan en institutos pero llevados al extremo, que lo único que consiguen es normalizar situaciones que hacen pensar a mi abuela en los pocos valores y en lo mal que está ahora la juventud. Creo que demasiado dramatismo insensibiliza y también creo que es lo que hacen este tipo de programas. Un terrícola no puede enamorarse de tres personas en la misma semana, es IMPOSIBLE. Tengo 18 años y también tengo problemas sentimentales, también se me cae el mundo encima por un suspenso y el tema de “lo prohibido” también ha llamado mi atención, pero no por ello me tiro a los ex de todas mis amigas ni me meto todo lo que me ofrecen en una discoteca. Está claro que estos jóvenes no pueden seguir así eternamente, y está en todos buscar una solución. No sé si es optimismo o ingenuidad pero no creo que la gran mayoría seamos así, sino que esto queda reducido en un pequeño grupo pragmático que nunca ha soñado con cambiar el mundo y hace demasiado ruido. También que si seguimos creyendo en esos programas acabaremos inmersos en una actitud con la que hace poco tiempo no nos sentíamos identificados. Sí, la televisión por desgracia es así de influyente, pero aún estamos a tiempo. Me gusta creer en el sentido común de los veinteañeros y en que Belén Esteban y Mercedes Milá se retirarán pronto...